sábado, julio 26, 2008

Argentina: la siembra de vientos y los huracanes



Por Guillermo Almeyra (*)

Como estaba seguro de tener mayoría en ambas cámaras del Congreso y no le atribuía ningún papel a éste –la asignación y distribución de fondos públicos había sido delegada al Ejecutivo y éste gobernaba emitiendo decretos–, Kirchner ni pensó en que el Congreso podría ser obligado a dirimir una cuestión política importante.

Ya en el gobierno su esposa Cristina Fernández, Kirchner intentó controlar a su partido y dejó a su suerte a esos “transversales” K socialistas o radicales expulsados, como el vicepresidente Cobos. Pero para disputarle el Partido Justicialista se coaligaron todas las derechas peronistas.

La cosa no era muy grave, aunque el ex presidente Duhalde se apoya en un tejido mafioso (policía, droga, clientelismo político) en la provincia de Buenos Aires, el gobernador de San Luis tiene una fuerte base clientelar al igual que el de Córdoba y los ex gobernadores menemistas mantienen sus aparatos policiales.

El antiperonismo visceral de radicales, socialistas y conservadores de todo tipo que integraban la oposición impedía la unión entre ambos sectores, y Kirchner creyó poder contrabalancear al grueso de la derecha de su partido con otra parte de esa derecha, o sea, con dirigentes sindicales burocráticos y corrompidos de la Confederación General del Trabajo, cooptando a parte de los líderes de la Central de Trabajadores Argentinos y de los grupos piqueteros.

Mientras, para aumentar las exportaciones fomentó el cultivo de soya, que se cuadruplicó durante su mandato, y dio toda clase de apoyos y facilidades a los grandes exportadores de granos y al capital financiero.

Trató también de mantener caro el dólar para favorecer las exportaciones argentinas y, con fondos estatales, subsidió transportes, combustibles, servicios públicos y hasta grandes supermercados para mantener bajos los precios.

Su política económica buscaba utilizar los ingresos provenientes de las exportaciones y de los impuestos para subsidiar y desarrollar la industria e impedir la subida de los salarios reales con el propósito de aumentar las ganancias de los industriales, confiando en que las tasas chinas de crecimiento económico permitirían seguir reduciendo la desocupación (cercana a 10 por ciento) y ampliar el mercado interno.

Pero su esposa asumió el poder cuando comenzaba el periodo de las vacas flacas –caída del dólar a escala mundial, grave situación económica en Estados Unidos, aumento enorme del precio de combustibles y, por ende, de fertilizantes y plaguicidas, inflación importada–, que hace cada vez más difícil mantener esa política.

Para obtener más ingresos, Cristina Fernández pensó en un gravamen a las ganancias extraordinarias de los exportadores de soya que, de paso, redujese la tendencia a abandonar los cultivos alimentarios y la ganadería, con el consiguiente aumento de los precios al consumo.

La medida era necesaria y justa, pues el Estado tiene derecho y obligación de impedir que los precios del mercado internacional determinen los precios internos al consumo y de evitar que se extienda el monocultivo de una forrajera que daña los suelos y en su avance elimina alimentos, vacas, campesinos, pueblos, bosques.

Pero la resolución fue adoptada con torpeza, ignorancia y prepotencia, sin consultas previas y sin prever consecuencias. Además, según la Constitución, es el Parlamento el que debe determinar los impuestos y no el Poder Ejecutivo.

La imposición del mismo gravamen para productores grandes y pequeños, para quienes producen en tierras buenas y cerca de los puertos, con altos rendimientos, y quienes lo hacen en tierras marginales, unió, detrás de los especuladores del gran capital y de los grandes terratenientes y exportadores, a pequeños productores, arrendatarios y rentistas, que se convirtieron en masa de maniobra política de aquéllos.

Detrás de pequeños y grandes capitalistas rurales se alinearon de inmediato las clases medias de los pueblos y a ellas se sumaron la oposición visceralmente racista y antiperonista que grita contra el gobierno”de los negros y los vagos” y la derecha peronista.

El kirchnerismo logró así unificar el antisolidarismo y el conservadurismo con la reacción y el racismo. Agregando la soberbia a la torpeza esperó además 90 días de cortes de rutas y desabastecimiento en las ciudades para inventar una motivación para esta justa retención de la ganancia extraordinaria de los soyeros y dejó pasar cien antes de dejar la aprobación de su proyecto al Parlamento, como correspondía desde el primer día.

En las Cámaras pagó también el precio de su autoritarismo pues, por no haber sido escuchados, consultados ni convencidos, diputados y senadores peronistas votaron junto con la oposición y por los grandes grupos cerealeros. Para colmo, los radicales y socialistas K, y entre ellos el vicepresidente Cobos, cuando sugirieron modificar la medida para separar a los pequeños productores de monopolistas y desmontar la protesta fueron vapuleados y marginados.

En la discusión parlamentaria, naturalmente, se diferenciaron del gobierno y el voto del vicepresidente y presidente del Senado, Julio Cobos, fue decisivo para enterrar no sólo el gravamen sino también la entera política del gobierno. Ahora la derecha está unida, a la ofensiva y encontró el candidato a presidente que le faltaba nada menos que en el vice de Cristina Fernández. El partido transversal también pasó a mejor vida y Kirchner deberá defender su mayoría en el partido peronista.

El gobierno está desprestigiado y ha perdido su mayoría absoluta en ambas Cámaras y el Parlamento ha comenzado a funcionar y le exigirá que explique por qué no tomó medidas contra los grandes exportadores que defraudaron más de mil 200 millones de dólares al fisco y robaron a arrendatarios.
La economía ha recibido un gran golpe y los subsidios no podrán ser tan cuantiosos como hasta ahora. El barco argentino acaba de entrar sin timonel en un mar agitado y lleno de escollos.


(*) Tomado de viejoblues.com

martes, julio 15, 2008

Horas decisivas



Ante una movilización extraordinaria, que supero con creces las 80.000 personas el ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner, defendió el esquema de retenciones móviles que mañana votará la Cámara de Senadores y criticó en duros términos a las entidades representativas del campo quienes aseguraron que en caso de perder la votación, recurrirán a instancias judiciales, sin descartar que pudieran volver a cortar rutas.

En el acto convocado por el Partido Justicialista convergieron obreros, estudiantes, intelectuales, sindicatos, profesionales, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, mucha gente de clase media que se movilizó por sus propios medios, y también gente que fue llevada en colectivos, no lo voy a negar. Es una práctica política que detesto, pero está instalada. Lo que si pude verificar in situ, es que era una minoría.

El conflicto tuvo su inicio el 11 de marzo cuando el Ministerio de Economía firmó la resolución 125 por la cual se aumentaban las retenciones a las exportaciones de soya y girasol. Debido al aumento de los precios internacionales, estos cultivos producen una renta extraordinaria y el Estado recurre a la retención para evitar que se dispare el precio en el mercado interno.

La oposición política (Coalición Cívica, UCR, PRO, PJ disidente), derrotada en forma aplastante en las últimas elecciones, quiere aprovechar el escenario para tratar de socavar la legitimidad del gobierno. Para ello no tuvo empacho en marchar junto a la oligarquía de la Sociedad Rural, entidad promotora de todas las asonadas militares desde 1930 hasta 1976 en un acto, también multitudinario, realizado en el barrio de Palermo.

Era muy grotesco ver a los sectores medios y altos del campo y la ciudad (muchos ellos oligarcas), marchando junto a los grupos trotskistas del Movimiento Socialista de los Trabajadores (de la ex diputada Vilma Ripoll, y la actual legisladora Patricia Walsh, la hija del periodista Rodolfo Walsh desaparecido en 1977 por actuales compañeros de ruta de su hija) y a la Corriente Clasista y Combativa, de concepción maoísta, del dirigente Raul Castells. La bilblia junto al calefón.

Por supuesto que la prensa en general y los periodistas en particular juegan un rol muy importante en la campaña de desinformación. Si un diputado o senador cambia su voto a favor del proyecto oficial, fue sobornado. Pero si un diputado oficialista vota en contra, ejerce su derecho en libertad. Esta es la base del pensamiento con que ametrallan los medios por radio, diarios y televisión.

Mañana se votará y veremos si la ley sale o no. Pero la impresión que domina es que ya nada será igual.

miércoles, julio 09, 2008

Gasto militar de Venezuela está por debajo del promedio en Sudamérica




Un informe divulgado el miércoles por el privado Centro de Estudios para la Nueva Mayoría de Argentina, asegura que Venezuela ocupa el séptimo lugar en Sudamérica en porcentaje del Producto Interno Bruto dedicado a gasto militar y el cuarto puesto en gastos netos dedicados a defensa.

Según el informe, el 1% del PIB dedicado por Venezuela al área militar, está por debajo del promedio de la región, el cual alcanza un 1,74% del PIB.

Los resultados del informe contrastan con reiteradas alertas por parte de autoridades del gobierno de Estados Unidos en relación a los supuestos gastos excesivos en el área militar por parte de Venezuela.

Luego de la imposición de un embargo de venta de armas contra Venezuela por parte del régimen de George W. Bush, la administración del Presidente Hugo Chávez realizó una serie de adquisiciones militares de proveedores rusos, luego de que sus intentos de adquirir equipos de Brasil y España fueran bloqueados por parte del Pentágono. La compra de equipos rusos por parte de Chávez, ha sido descrita por el gobierno de EEUU como el inicio de una "carrera armamentista" en América Latina.
Estados Unidos concentra 46 por ciento del gasto militar total del planeta, según otros estudios.
El porcentaje dedicado a defensa por parte de Sudamérica es el menor del mundo en términos regionales.

Según el informe, el gasto de defensa en la región se incrementó en 2008 un 25% respecto al año pasado, un récord en las últimas décadas, impulsado por Brasil y Colombia. El gasto militar regional alcanzará este año 50.000 millones de dólares, frente a 39.960 millones del año pasado, indica el trabajo de la consultora que dirige el politólogo Rosendo Fraga. Del monto total, el 55% (27.540 millones de dólares) corresponde a Brasil, un país que por población, territorio y Producto Interno Bruto (PIB) representa aproximadamente a la mitad de los 12 países de la región, señala el trabajo. Colombia, país en el cual EEUU ejecuta su programa denominado Plan Colombia, ocupa el segundo lugar con 6.746 millones de dólares, y el tercero Chile con 5.395 millones, en los que suman los fondos destinados por ley a las Fuerzas Armadas provenientes de las exportaciones de cobre de la estatal Codelco. El cuarto lugar lo ocupa Venezuela con 3.321 millones de dólares.

Porcentaje del PIB
Teniendo en cuenta el significado del gasto militar sobre el PIB, Colombia es el más alto con el 3,34% y Chile destina 2,91%, que se eleva a 3,73% al incluirse los fondos provenientes del cobre. Ecuador dedica a la defensa 2,01% del PIB, Brasil 1,70%, Uruguay 1,56%, Paraguay y Bolivia (1,55%), Venezuela 1% y Argentina 0,87%.

En términos generales, el gasto militar de los 12 países considerados representa el 4% del total mundial y a su vez equivale al 9% del de Estados Unidos. También se observa que la región en su conjunto destina en promedio solo el 1.7% de su PBI a defensa.


(*) tomado de www.aporrea.org