martes, julio 28, 2009

Receta para futuros golpes de Estado



Por Máximo Kinast (*)

Ante todo, un Golpe de Estado es un "cambio forzado de Gobierno". (CNN dixit)

Olvídese de los gorilas y de la Teoría de los Tres Tercios (un tercio de dirigentes contrarios desaparecidos y asesinados, un tercio desaparecidos, torturados y presos; y el último tercio, desaparecidos por unos días y expulsados del país). El Almirante Merino era un bruto y un borracho y su idea es estúpida. De uniformados, lo menos posible. Son como las cabareteras, caros y de mala clase y en estos negocios tienen la tendencia a quedarse con todo.

1º Lo primero es crear un ambiente a favor del cambio de Gobierno. Si no tiene usted el control, de los medios de comunicación, olvídese de la idea de dar un Golpe de Estado.

Para crear ese ambiente todo vale, mientras sea publicado por los medios de desinformación nacional y extranjeros. Mejor extranjeros, porque rebotan desde el exterior con la aureola de ser verdad. Este es un período de algunos meses (mínimo tres meses).

Algunas ideas:

Diga que el Presidente es inepto. No necesita demostrar nada. Mejor si puede hacer caricaturas que lo ridiculicen.

Una buena crítica destructiva de todo lo que haga o quiera hacer el Presidente.

Invéntele amores y amoríos. Cualquier cosa que sirva para crearle una imagen de inmoral, borracho drogadicto, etc.

2º Lo segundo es lo más importante. No olvide pedir permiso a la Embajada de los Estados Unidos. Si no lo consigue, busque un buen lobbista que le relacione con el Pentágono (también puede autorizar Golpes de Estado sin el apoyo de Obama). Los boys de la CIA le aconsejarán en este punto. Déjese guiar por ellos, que para eso les pagan muy bien y les han entrenado en desestabilizar, desinformar y dar golpes de Estado. (Tiempo máximo para estas gestiones imprescindibles: un mes). Con ellos ya tiene en el bolsillo a la OEA, la ONU, el FMI, la OTAN y a los países del Mundo Libre.

3º Ahora viene la fase delicada de la acción directa. Se trata de ’sacar’ al Presidente. Cualquier medio vale. Desde el asesinato (como en el Caso Kennedy) hasta sacarlo en pijama de la cama en la madrugada. Secuestro, extorsión, amenazas a la familia, todo vale. Lo importante es que el Presidente firme una renuncia o lo mata. Muerto es tan útil como renunciado. Aquí necesitará la ayuda de los gorilas uniformados de su patria. Evite que se pasen. Se trata de ’sacar’ al Presidente, nada más. Lo peor es un baño de sangre. Que la cosa pase piola y todo le irá bien. Los Altos Mandos saben que el Estado es para chupar del bote y no les conviene que les modifiquen la situación, por lo que le apoyarán patrióticamente sin chistar. (Tiempo previsto: unas pocas horas. Mientras menos, mejor)

4º Ahora los medios de comunicación han de llorar por la existencia "de un vacío de Poder" que es urgente llenar para "conservar la Democracia y defender el Estado de Derecho". Recurra al apoyo de la Iglesia, que le dará su bendición a cambio del Concordato y de la financiación anual que le paga el Estado. Los Medios de Comunicación saben el valor de la tajada publicitaria que les pasa el Gobierno, la que puede ser incrementada directa y discretamente con un regalito para los dueños. (Este período es muy intenso y muy breve. Dos o tres días es mucho. Mejor si es un mismo día).

5º Los demás Poderes del Estado, Judicial y Legislativo han de llenar el vacío de Poder de conformidad a las leyes y a la Constitución, aunque sea por medios alambicados, oscuros y propios de leguleyos. NO IMPORTA. Lo único importante es que los medios de comunicación digan que el "cambio de Gobierno" (olvide la palabra "forzado") se ha realizado conforme al Derecho, a la Constitución y a las Leyes.

6º Ahora Usted, como nuevo Presidente ha de declarar públicamente (y los medios han de difundir su Declaración) de que respeta por sobre todo la Democracia, la Constitución y las Leyes de su país. Prometa TODO. Desde elecciones libres y anticipadas dentro de tres meses, hasta acabar con el hambre, dar trabajo a todo el pueblo y construir viviendas dignas financiadas por el Estado con Créditos al 1% e hipotecas a 50 años plazo en cuotas fijas. No se preocupe por lo que prometa. La gente se olvida y usted también. Luego haga lo que quiera dentro de los límites que le permita el Gran Hermano del Norte y la oligarquía de su país. El resto de la gente no cuenta.

Recuerde que no hay democracias. Que todos los gobiernos son plutocracias. Y los plutócratas son fieles sirvientes de los que tienen el dinero. Si necesita justificación lea a Macquiavelo y a León Dugut, tratadista francés que sitúa a la Fuerza como principal fuente del Derecho.

Verá como terminará -al final de sus días- con una hermosa estatua en la Plaza principal de la capital de su país.

(*) Tomado de Rebelión.org

sábado, julio 11, 2009

Chávez, Obama y el golpe contra Zelaya


Por Arleen Rodríguez (*)

La gran prensa occidental tiene una antigua y curiosa debilidad. Por más que presuma de libre, independiente, diversa e imparcial —sea en español o en inglés— no puede sustraerse de la obligación de ser absolutamente homogénea, sospechosamente repetitiva y profundamente superficial cuando cumple la orden de apuntar al «culpable».

Si bien buscan decirlo de un modo diverso y convincente, ningún medio poderoso —de donde se generan la mayoría de los cables noticiosos— olvidará marcar al «sospechoso habitual», que esta vez se llama Chávez y por extensión Venezuela —y ahora también Cuba y Nicaragua.

Con su inocultable desprecio por un país que nunca han dejado de considerar república bananera, hoy pasan por encima del presidente Manuel Zelaya y de su valor para levantarse sin un arma contra los que le sacaron del país a punta de bayonetas, ignoran la obra social que le ganó las simpatías de su pueblo y tratan de hacer equilibrio mediático —ya que no pueden borrar del mapa la impresionante sublevación popular— entre la resistencia al golpe y el ridículo aplauso a los gorilas que paga la oligarquía.

Poco o nada parecen importar los reales motivos del golpe o del contragolpe. Pero sobran las alusiones, cuando no las acusaciones directas, a Chávez y al «eje maldito» —Cuba, Venezuela, Nicaragua— más que abundantes, sospechosas, durante la última semana, tanto en la gran prensa norteamericana como en toda la que le hace eco en la región o del otro lado del Atlántico.

Remember The Maine, Girón, Tonkín, Iraq, Irán... Cuando toda la prensa norteamericana apunta a un mismo objetivo, no hay que dudar que detrás, más o menos visible, está el objetivo real del imperio que —ojo— no es necesariamente el del Presidente.

Ya lo advirtió Fidel en una reflexión sobre Obama: «El imperio es mucho más poderoso que él y sus buenas intenciones» (3 de abril de 2009).

Si como ha revelado el prestigioso columnista de The Nation, Tom Hayden, Obama y Chávez sostuvieron una larga reunión sin más testigos que un traductor, durante la Cumbre de Trinidad y Tobago... si de esa reunión se derivó el regreso de los respectivos embajadores a Caracas y Washington, exactamente el 25 de junio —fecha que marca, al menos públicamente, el inicio de la conspiración contra Zelaya que desembocó en el golpe de Estado...

Si Obama, su secretaria de Estado y sus voceros reconocen a Zelaya como presidente y hablan de golpe, aunque no acaben de definir su carácter... mientras los congresistas de la derecha recalcitrante aúllan a favor de los golpistas y presionan groseramente al Presidente...

Si la prensa mejor conectada del mundo —que vive de citar fuentes confiables y cercanas— no acaba de encontrar a los sostenedores de la asonada, cuando todo el mundo sabe que «los golpistas hondureños ni siquiera respiran sin el apoyo de Estados Unidos» (Reflexión de Fidel del 28 de junio), y en cambio esa misma prensa, insiste en culpar a Chávez...

¿Quién nos quita el derecho a sospechar que detrás de todo hay más que el golpe a Zelaya?

Además de apuntar a Chávez y al ALBA, ¿quién puede convencernos de que no se trata de una oscura conspiración de los halcones, que dejaron su país y el mundo lleno de incendios por sofocar al primer presidente negro de Estados Unidos? ¿Acaso no acaban de intentar algo igualmente tenebroso en relación con Irán? (Algo que Obama supo sortear o los líderes religiosos iraníes lograron frustrar a tiempo).

¿Ya olvidamos que Kennedy, considerado por muchos el más brillante de los presidentes norteamericanos, cayó en la trampa de ejecutar los planes guerreristas de su antecesor y terminó asesinado cuando se preparaba para dialogar con Cuba?

La selección de Honduras no exige mucho análisis. La tradición de golpes y de fuerte presencia militar norteamericana en el país, la ceguera de la oligarquía nacional, la inexistencia de un partido político capaz de nuclear a las mayorías desposeídas —junto a la subestimación de la fuerza y articulación de sus movimientos populares—, son factores que convirtieron a la nación centroamericana en el escenario del ejercicio ejemplarizante —más bien amenazante— que, ya no puede haber dudas, trata de enfrentar a Obama con la nueva Latinoamérica, esa que precisamente en Honduras le dio un vuelco a las relaciones hemisféricas reivindicando a Cuba.

Al mismo tiempo que abrieron la puerta de la jaula de los gorilas —como lo ha descrito muy acertadamente la colega Marina Menéndez— los halcones activaron una guerra mediática sin parangón, que en esencia incluyó cierre inmediato de los medios no leales al golpe, represión y amenazas a los periodistas y lanzamiento desde poderosos medios globales (CNN en español a la cabeza), de al menos dos matrices claves: «sucesión forzada» en lugar de golpe y falsos reportes de infiltración, influencia y/o responsabilidad de Chávez y de los países del ALBA en los sucesos previos, actuales y futuros.

Hoy sabemos, gracias a la denuncia del representante de Nicaragua en la OEA que también se ha estado montando una operación más grave y peligrosa si cabe: promover la idea de amenazas militares desde Nicaragua, Cuba y Venezuela, mientras se infiltraban falsos enviados de esos países con armas destinadas al movimiento de resistencia popular.

Con esa campaña en alto y con la IV Flota activada en la región, no hay que tener demasiada imaginación para suponer qué exigencias le estarían poniendo sobre la mesa al Presidente norteamericano los halcones de ese país, hoy seguramente sobrados de tiempo e impacientes por el regreso al poder del que fueron desalojados por los propios ciudadanos norteamericanos, debido al estado en que dejaron a su país y al mundo. Si algo se conoce bien es la habilidad de Cheney y su grupo para montar guerras.

Obama no debe ignorar que este golpe va orientado, efectivamente, contra Chávez y el ALBA, pero al mismo tiempo y no en menor grado, contra él mismo. Por eso el largo y nunca explicado «sí pero no» de su administración sobre lo que ocurre en Honduras. Quién sabe cuántas presiones está recibiendo ahora mismo. Ojalá ya haya advertido que quienes lo presionan, también buscan su cabeza.

(*) tomado de Juventud Rebelde