martes, marzo 04, 2008

Las mentiras tienen patas cortas


El asesinato del comandante de las FARC, Raúl reyes y otros veinte guerrilleros mientras dormían en un campamento en territorio ecuatoriano, no solo demuestra el desprecio que tiene el gobierno colombiano de Álvaro Uribe por el proceso de paz, sino pone en evidencia que para Estados Unidos, Colombia es la Israel de Suramérica.

Desde un primer momento, el gobierno de Uribe recurrió a la mentira para narrar los hechos: que hubo combate, que el mismo empezó en territorio colombiano, que los combatientes de las FARC se replegaron hacia Ecuador y que no tuvieron otra alternativa que disparar para que no se escaparan. Hoy se sabe con certeza que fueron ubicados por satélites norteamericanos, que les dispararon misiles, y que los guerrilleros estaban durmiendo. Luego fueron rematados por una brigada que bajó en un helicóptero, y fueron llevados sus cuerpos a Colombia, junto a un grupo de detenidos.

Y no es que estaban en territorio en plan de entrenamiento: Bernard Kouchner, ministro de Relaciones Exteriores de Francia, confirmó que Reyes era el contacto de la guerrilla con Francia, para negociar la liberación de Ingrid Betancourt y otros 12 rehenes. Esa y no otra es la razón del ataque llevado a cabo por la inteligencia militar del Imperio y las tropas colombianas.

“Se escuchan con fuerza en el sur de nuestro continente las trompetas de la guerra, como consecuencia de los planes genocidas del imperio yanqui”, dijo ayer el compañero Fidel en una reflexión publicada por Granma, y no está exagerando en lo más mínimo. El Imperio está en una crisis económica como nunca tuvo (ni siquiera en el fatídico 1929), está necesitado más que nunca de recursos energéticos baratos, y no tolera que en su patio trasero los pueblos de Bolivia, Ecuador Venezuela, Nicaragua y por supuesto Cuba, no hayan elegido el camino de la rendición incondicional.

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