viernes, abril 13, 2007

La socialdemocracia vuelve a la carga


El último número de Le Monde Diplomatique –Edicion de Cono Sur-, trae en la tapa un titulo impactante “Hora de cambios en Cuba”, con una editorial firmado por el director Carlos Gabetta (Cuba después de la URSS) y una nota del sociólogo Pablo Stefanoni titulada “Hora de Cambios Revolucionarios”.

Quisiera detenerme en el editorial. Gabetta critica al modelo cubano por sostener el régimen de partido único, por la economía planificada y centralizada, por la falta de debate interno, y por la represión de la disidencia. Pone en boca de un amigo cubano que “la perestroika debería haber empezado en Cuba”, medida con la que está de acuerdo. Después de lo que significó la política encabezada por Mijail Gorbachov en la URSS, cuya consecuencia fue la caída de la Unión Sovietica hoy administrada por mafias que se reparten el poder, que barrieron las conquistas sociales de 7 décadas, plantear como un avance para el socialismo cubano la “perestroika” es directamente una canallada.

A lo largo de la nota hace mención al bloqueo de Estados Unidos, pero lo empequeñece, a tal punto de sostener que una eficaz apertura económica (como hizo China) lograría minimizar los efectos.

Estas ideas no son nuevas en Gabetta. En la Revista Fin de Siglo (Buenos Aires, Noviembre-Diciembre de 1991), no solamente sostenía la misma posición de hoy sino que ampliaba: “A la luz de la experiencia de todos los países donde hasta hace poco imperaba el ‘socialismo real’, puede afirmarse que los dirigentes cubanos no han atacado en su IV Congreso ninguno de los tres problemas estructurales del modelo: Régimen de partido único, desaparición de la crítica y Economía totalmente controlada por el Estado”.

(..) Estos tres fenómenos están íntimamente entrelazados y ejercen entre si una fuerza de acción-reacción que multiplica la gravedad de los problemas

(..) En términos económicos, los indiscutibles logros de la Revolución fueron posibles gracias a la masiva ayuda soviética. Fuentes occidentales calculan que entre créditos, donaciones, mecanismos de precios subvencionados y de otro tipo, Cuba ha recibido de la URSS 60.000 millones de dólares de ayuda en 32 años, sin incluir la ayuda militar, los prestamos a largo plazo, para la adquisición de bienes de equipo (15.000 millones de dólares) y las ventajas obtenidas de los acuerdos con la RDA, Checoeslovaquia y Hungria.

(..) El problema cubano es entonces una combinación de graves deficiencias estructurales del sistema y de una implacable e inadmisible intromisión extranjera, capaz de poner en aprietos a cualquier economía. Carentes de recursos energéticos, obligada a mantener una fuerza militar desproporcionada, y desprovista de sus mercados, créditos y ayudas tradicionales, la economía cubana se encuentra técnicamente al borde de la bancarrota. Teniendo en cuenta todos los aspectos del problema, no es posible ver como podría la Revolución Cubana evitar el destino de los otros países socialistas sin decidirse a una radical corrección del rumbo. Cuba padece claramente de todas las deficiencias del modelo. Con matices en algunos casos importantes, pero los padece. Y no podría ser de otra manera, porque es una régimen de partido único, porque no existe pluralismo verdadero, ni de partidos ni de opinión, y porque la economía está totalmente planificada desde el Partido y el Estado ¿porqué el resultado de la experiencia cubana debería ser diferente de los demás, si el modelo es el mismo?

Y acá hago un punto. Porque podría transcribir toda la nota, pero como muestra bastan estos botones. Esto escribía Gabetta en pleno Periodo Especial, cuando la economía cubana se derrumbaba y su receta era muy clara: pasarse al capitalismo sin miramientos. La misma receta que tiene hoy. Cuando la economía cubana se recupera año tras año, cuando Cuba demostró que se puede enfrentar al Imperio en todos los terrenos, y sobre todo, cuando la dignidad de la Revolución es un faro que ilumina a todos los luchadores honestos que habitan el planeta.

Le Monde Diplomatique tiene un director General que es Ignacio Ramonet, el mismo que hizo el reportaje “100 horas con Fidel”. Otro exponente de la socialdemocracia europea, que dicta cátedras revolucionarias tanto sea en Managua, Caracas o la Selva Lacandona.

Para ellos la Revolución no es roja rojita. Más bien es rosa-rosita…

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